LECTURAS DEL DOMINGO 19 DE NOVIEMBRE 2006
Lectura de la profecía de Daniel 12, l-3
En aquel tiempo, se alzará Miguel, el gran Príncipe, que está de pie junto a los hijos de tu pueblo. Será un tiempo de tribulación, como no lo hubo jamás, desde que existe una nación hasta el tiempo presente. En aquel tiempo, será liberado tu pueblo:
todo el que se encuentre inscrito en el Libro. Y muchos de los que duermen en el suelo polvoriento se despertarán, unos para la vida eterna, y otros para la ignominia, para el horror eterno.
Los hombres prudentes resplandecerán como el resplandor del firmamento, y los que hayan enseñado a muchos la justicia brillarán como las estrellas, por los siglos de los siglos.
Palabra de Dios.
Salmo
El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz,
¡Tú decides mi suerte!
Tengo siempre presente al Señor:
Él está a mi lado, nunca vacilaré. R.
Por eso mí corazón se alegra,
se regocijan mis entrañas
y todo mi ser descansa seguro:
porque no me entregarás a la muerte
ni dejarás que tu amigo vea el sepulcro. R.
Me harás conocer el camino de la vida,
saciándome de gozo en tu presencia,
de felicidad eterna a tu derecha. R.
Lectura de la carta a los Hebreos 10, 11-14. 18
Hermanos:
Los sacerdotes del culto antiguo se presentan diariamente para cumplir su ministerio y ofrecer muchas veces los mismos sacrificios, que son totalmente ineficaces para quitar el pecado. Cristo, en cambio, después dc haber ofrecido por los pecados un único Sacrificio, se sentó para siempre a la derecha de Dios, donde espera que sus enemigos sean puestos debajo de sus pies. Y así, mediante una sola oblación, El ha perfeccionado para siempre a los que santifica.
Y si los pecados están perdonados, ya no hay necesidad de ofrecer por ellos ninguna otra oblación.
Palabra de Dios.
EVANGELIO Mc 13, 24-32
Palabra de Dios
LA VIUDA DEL EVANGELIO
HAY QUE DAR AL CORAZON, NO A LA MANO
(Domingo XXXII durante el año – Ciclo B) - Homilía -
Lo que aquí nos interesa son unas palabras suyas acerca de lo que significa vivir en plenitud. El maestro Alberto nos habla de “las tres plenitudes”, en el sentido de que existen como tres tipos de personas que se distinguen entre sí de acuerdo a su propio modo de vivir: existe “la plenitud del vaso, que retiene y no da; la plenitud del canal, que da y no retiene; y la plenitud de la fuente, que recibe, retiene y da”.
Estas tres plenitudes nos presentan entonces tres tipos de hombres: Los “hombres- vaso”, es decir aquellos que como dice uno de los himnos del Breviario viven “hartos de todo, llenos de nada…”, los que viven sin brindarse a los demás, o porque están interiormente vacíos o porque son egoístas al no compartir lo que tienen. Se trata de personas que nunca están conformes con lo que tienen, siempre “están mirando el vaso ajeno”, lo cual da lugar a uno de los peores pecados como es el pecado de la envidia. Son precisamente como los hipócritas que describe el Señor en el Evangelio: tienen pero no dan, se muestran.
Están los “hombres-canal”, aquellos que continuamente “hacen” pero no “son”, es decir aquellos que viven en el continuo activismo y han caído en la “herejía de la acción”, como dijera el papa Pío XII. Tienen mucho brillo y poco oro. También entran aquí aquellas personalidades verborrágicas, que hablan mucho y no dicen nada. Aquellas personas que viven de “diversión en diversión”, que por fuera tienen apariencia de ser muy alegres y divertidas, pero que en realidad no tienen sino una máscara que esconde debajo una gran tristeza, depresión y soledad. Vuelven de la fiesta y se tiran a llorar en la cama.
Y finalmente están los “hombres-fuente”, aquellos que dan mucho porque tienen mucho, y que tienen mucho porque reciben mucho. Y esto continuamente, como toda fuente. Por supuesto que al hablar de dar no estamos refiriéndonos sólo a bienes materiales, sino a todo tipo de bienes y, en definitiva, a dar el corazón en lo que se da. No simplemente “dar”, sino “darse”. Y no es que estos últimos sean unos privilegiados con dones especiales dados por el Creador, sino que todos estamos llamados a ser “hombres-fuente”, es decir a vivir en plenitud recibiendo esa agua Viva que es Cristo y que a la vez que nos vivifica nos permite dar vida a los demás.
La viuda del Evangelio era de esta tercera clase de personas, era una “mujer-fuente”, por así decir. O sea estaba llena de Dios, el único Absoluto, por lo que no le importaba dar todo lo que tenía para vivir (la actitud opuesta a la del joven rico). Daba sin temor y sin prejuicio. Era feliz dando porque cuánto más daba más llena se sentía. Jesús lo captó al instante y se lo mostró a sus discípulos.
Los demás daban de lo que les sobraba. No en vano el Señor muestra escena inmediatamente después de haber fustigado a los escribas que vivían de las apariencias. Eran los “hombres-vaso” que no tenían nada para dar, no porque no tuvieran cosas, conocimientos, poder o fama (lo tenían de sobra), sino porque no tenían lo fundamental: no tenían corazón. Vivían auto-alimentándose continuamente de su propio narcisismo. Vivían para la imagen y rendían el culto de la exterioridad. Si daban, en realidad “hacían que daban”, daban para que los vieran, daban de lo que les sobraba. Dar no era para ellos un acto de generosidad sino un acto de auto-afirmación. Si es por tener, tenían mucho, pero estaban vacíos por dentro.
La pobre viuda dio todo lo que tenía, y lejos de sentirse más vacía, se sintió más llena. Así son los pobres de espíritu, están llenos de Dios, por eso no temen perder nada porque lo tienen todo. Como le respondió una monja carmelita que conocí a una joven que le preguntó si no extrañaba la vida del mundo al estar toda su vida “tras las rejas”. Le respondió la hermana: “En absoluto. Acá somos muy felices porque lo tenemos todo. No necesitamos buscar afuera lo que ya hemos encontrado adentro”.
La Madre Teresa cuenta a propósito una hermosa anécdota vivida por ella misma: “Alguien vino a nuestra casa una noche y nos dijo: “Hay una familia hindú con ocho hijos que llevan varios días sin comer”. Tomé un poco de arroz y acudí inmediatamente en su ayuda. Pude ver sus caritas, pude ver sus ojos relucientes por el hambre. La madre tomó el arroz de mis manos, lo repartió en dos porciones iguales y salió inmediatamente. Al volver le pregunté: “¿Adónde has ido? ¿Qué has hecho?” Me contestó: “También ellos tienen hambre”. Al lado había una familia musulmana con el mismo número de hijos. Ella sabía que llevaban días sin comer. Aquella mujer hizo lo que hace Jesús: partir el pan. Ella partió su amor y lo compartió con sus vecinos. No puedo describirles los rostros de aquellos pequeños. Cuando entré sabían que estaban sufriendo. Sabía que tenían hambre. Cuando me fui, sus ojos brillaban de alegría porque madre e hijos podían compartir su amor con los demás. Lo que más me impresionó en aquel caso fue que la mujer “sabía”.
Magnífica historia. Esta mujer hindú fue como la viuda del Evangelio. Dio de lo que tenía cuando ella también lo necesitaba. De allí su magnífica lección expresada en esta frase: “Ellos también tienen hambre”. Si hubiera sido “vaso”, no hubiera dado nada; si hubiera sido “canal”, hubiera dado de mala gana porque se quedaría más vacía; pero era “fuente”, por eso dio con alegría, porque sabía que no perdía sino que ganaba y que seguiría recibiendo continuamente de Dios. Es que en el fondo la persona auténticamente generosa no es aquella que “da”, sino aquella que “se-da”. En el fondo, “dar” es “darse”. Porque si es por dar, también dan los políticos en tiempos de campaña… pero ¿quién “se da” realmente”? Aquí está la clave de la auténtica generosidad. “Dar hasta que duela”, decía la Madre Teresa.
Quisiera terminar con una breve historia atribuida al gran poeta alemán Rainer Rilke. Durante su estadía en París el poeta pasaba todos los días por un lugar donde se hallaba una anciana mendigando.
Cuando alguien se acercaba y depositaba en su mano una moneda, rápidamente la mujer la guardaba en su bolsillo sin siquiera levantar la vista. Así era siempre.
En una ocasión Rilke pasó con un amigo y deteniéndose ante la anciana le regaló una rosa que depositó en su mano extendida. En ese momento ocurrió lo que nunca había ocurrido: la mujer levantó su mirada, tomó la mano de su benefactor y la besó con fervor. Luego se levantó y se alejó de allí con la rosa en sus manos.
Durante toda una semana aquella anciana no volvió a aparecer por aquel lugar. Con asombro, el amigo le preguntó a Rilke la razón de su ausencia. El poeta respondió: “Hay que dar al corazón, no a la mano”.
Finalmente el amigo le hizo otra pregunta: “¿Y cómo habrá vivido la pobre mujer durante estos días ya que no ha recibido monedas de nadie?”
Rilke respondió: “De la rosa”.
El episodio no merece mayor comentario. Habla por sí solo. Tan sólo agregaría esto: Si se puede encontrar en una rosa motivos para vivir una semana, ¿cómo no podrá vivir toda una vida quien haya encontrado verdaderamente a Dios? Por eso, la anciana viuda del Evangelio aunque lo dio todo no se quedó sin nada porque lo tenía todo: tenía a Dios con ella.
Pbro. Domingo Alberto Soria
LECTURAS DOMINGO 29 DE OCTUBRE
Palabra de Dios.
SALMO Sal 125, 1-6
R. ¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros!
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía que soñábamos:
nuestra boca se llenó de risas
y nuestros labios, de canciones. R.
Hasta los mismos paganos decían:
“iEl Señor hizo por ellos grandes cosas!”.
¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros
y estamos rebosantes de alegría! R.
¡Cambia, Señor, nuestra suerte
como los torrentes del Négueb!
Los que siembran entre lágrimas
cosecharán entre canciones. R.
El sembrador va llorando
cuando esparce la semilla,
pero vuelve cantando
cuando trae las gavillas. R.
2da LECTURA Heb
Lectura de la carta a los Hebreos.
“Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy”. Como también dice en otro lugar: “Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec”.
Palabra de Dios.
EVANGELIO Mc 10, 46.52
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
“Vete, tu fe te ha salvado”. En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino.
Palabra del Señor.
LECTURAS DOMINGO 22 DE OCTUBRE
Lectura del libro de Isaías.
El Señor quiso aplastarlo con el sufrimiento. Si ofrece su vida en sacrificio de reparación, verá su descendencia, prolongará sus días, y la voluntad del Señor se cumplirá por medio de él. A causa de tantas fatigas, él verá la luz y, al saberlo, quedará saciado. Mi Servidor justo justificará a muchos y cargará sobre sí las faltas de ellos.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 32, 4-5. 18.20. 22
R. Señor, que, descienda tu amor sobre nosotros.
La palabra del Señor es recta
y él obra siempre con lealtad;
él ama la justicia y el derecho,
y la tierra está llena de su amor. R.
Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles,
sobre los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y sustentarlos en el tiempo de indigencia. R.
Nuestra alma espera en el Señor:
El es nuestra ayuda y nuestro escudo.
Señor, que tu amor descienda sobre nosotros,
conforme a la esperanza que tenemos en ti. R.
2º LECTURA Heb 4, 14.16
Lectura de la carta a los Hebreos.
Hermanos: Ya que tenemos en Jesús, el Hijo de Dios, un Sumo Sacerdote insigne que penetró en el cielo, permanezcamos firmes en la confesión de nuestra fe. Porque no tenemos un Sumo Sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades; al contrario, él fue sometido a las mismas pruebas que nosotros, a excepción del pecado. Vayamos, entonces, confiadamente al trono de la gracia, a fin de obtener misericordia y alcanzar la gracia de un auxilio oportuno.
Palabra de Dios.
EVANGELIO Mc 10, 35-45
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: “Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir”. El les respondió: “¿Qué quieren que haga por ustedes?”. Ellos le dijeron: “Concédenos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria”. Jesús les dijo: “No saben lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz que Yo beberé y recibir el bautismo que Yo recibiré?”. “Podemos”, le respondieron. Entonces Jesús agregó: ‘Ustedes beberán el cáliz que Yo beberé y recibirán el mismo bautismo que yo. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes han sido destinados”. Los otros diez, que habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron contra ellos. Jesús los llamó y les dijo: “Ustedes saben que aquéllos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos. Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud”.
Palabra del Señor.
LECTURAS DEL DOMINGO 15 OCTUBRE
Lectura del libro de la Sabiduría.
Oré, y me fue dada la prudencia, supliqué, y descendió sobre mí el espíritu de la Sabiduría. La preferí a los cetros y a los tronos, y tuve por nada las riquezas en comparación con ella. No la igualé a la piedra más preciosa, porque todo el oro, comparado con ella, es un poco de arena; y la plata, a su lado, será considerada como barro. La amé más que a la salud y a la hermosura, y la quise más que a la luz del día, porque su resplandor no tiene ocaso. Junto con ella me vinieron todos los bienes, y ella tenía en sus manos una riqueza incalculable.
Palabra de Dios
SALMO Sal 89, 12-17
R. Señor, sácianos con tu amor.
2º LECTURA Heb 4, 12-13
Lectura de la carta a los Hebreos.
Hermanos: La Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de doble filo: ella penetra hasta la raíz del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Ninguna cosa creada escapa a su vista, sino que todo está desnudo y descubierto a los ojos de Aquél a quien debemos rendir cuentas.
Palabra de Dios.
EVANGELIO Mc 10, 17-30
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús se puso en camino. Un hombre corrió hacia él y, arrodillándose, le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?". Jesús le dijo: "¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. Tú conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre". El hombre le respondió: "Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud". Jesús lo miró con amor y le dijo: "Solo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme". El, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes. Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: "¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!". Los discípulos se sorprendieron por estas palabras, pero Jesús continuó diciendo: "Hijos míos, ¡qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios". Los discípulos se asombraron aún más y se preguntaban unos a otros: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?". Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: "Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible". Pedro le dijo: "Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido". Jesús respondió: "Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia, desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la Vida eterna".
Palabra del Señor.
LA VERDADERA RIQUEZA
Domingo XXVIII durante el año, Ciclo B
Por el Pbro. Domingo Soria
El Evangelio de este domingo –en la versión de Marcos sobre el episodio del joven rico- hace alusión a la cuestión de las riquezas. El Señor pronuncia la famosa frase: "Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja a que un rico entre en el Reino de Dios". ¿Qué significa esto? La pregunta sería: ¿Es bueno o es malo ser rico? ¿Es la riqueza sinónimo de condenación y la pobreza sinónimo de salvación? ¿En qué consiste la verdadera riqueza y la verdadera pobreza?
Quizás recordemos el episodio de la unción de Jesús en Betania en el que Judas Iscariote se queja porque María había derramado a los pies del Señor un carísimo perfume de nardo puro. "¿Por qué no se vendió ese perfume en 300 denarios para dárselo a los pobres?", dijo el Iscariote. (cfr. Juan 12, 1-8). Hoy en día algunos (que se resisten al paso de la moda…) ofrecen el mismo argumento para hablar del Vaticano y sus tesoros, por ejemplo. Es que para algunos, la pobreza ha dejado de ser virtud para pasar a ser ideología. Y el apego a una ideología puede ser más pernicioso que la riqueza material en sí misma considerada, puesto que esta última, si está bien obtenida y bien administrada, puede ser ocasión de generosidad para quien la posee y de alivio para quien no la posee, mientras que lo primero puede ser ocasión de odio y división.
Esto me lleva a citar un episodio ocurrido en el año 1992 durante la IV Conferencia General del CELAM en Santo Domingo.
"José Luis Azcona Hermoso, obispo de Marajó, isla de la desembocadura del Amazonas, toma la palabra y dice: "Quisiera hacer una petición a los presentes. Los hoteles donde estamos alojados son demasiado lujosos, es un escándalo para la pobreza… además no permiten el clima de recogimiento y la necesaria concentración. Deberíamos irnos a sedes más apropiadas". Hace sólo un día que la Conferencia ha comenzado y ésta es la segunda intervención. El episodio trasciende fuera del aula y todos los periódicos latinoamericanos enfatizan su importancia. Pero dentro, entre los participantes en la asamblea, la salida del prelado brasileño no crea preocupaciones, a lo sumo hilaridad. "No era necesaria toda esta retórica sobre la pobreza y el recogimiento", comenta el arzobispo colombiano Darío Castrillón Hoyos. "¿Adónde íbamos a ir?", se pregunta irónicamente el cardenal de Buenos Aires, Antonio Quarracino. "¿A molestar a las familias? En Santo Domingo no existe un colegio tan grande que nos pueda a coger a todos". En los pasillos, el cardenal Sodano alude al episodio de pasada: "En vez de convertirlo en una cuestión de Estado, podía simplemente haberlo dicho tres meses antes, cuando se le comunicó: le hubiéramos encontrado un sitio diferente, no era un problema…". Todo se resolvió sin dramas" (cfr. Revista 30 Giorni, Nº 62, año 1992).
En este mismo sentido me han contado de un obispo que no quiso acompañar al Nuncio Apostólico hasta el auto porque le daba vergüenza que lo vieran junto a un eclesiástico que andaba en un BMW. Aquí debería decir que cuando el Nuncio estuvo en mi parroquia y luego de la Misa fuimos a cenar a Cáritas, fuimos precisamente en el mismo BMW. Espero no haber faltado a la pobreza… pero teniendo auto (sea cual fuere la marca) no veía la necesidad de llamar un taxi o de contratar un sulky (aunque hubiera sido pintoresco por cierto). Finalmente no escuché de nadie que se hubiera escandalizado por eso, al contrario, nuestra comunidad –gente sencilla y de barrio- lo recibió con muchísimo cariño y todos disfrutamos de un hermoso e inolvidable encuentro con el representante del Santo Padre.
No quisiera dejar de citar otro episodio. Cuando en diciembre de 1964 el papa Pablo VI visitó la India , el presidente de ese país le obsequió un lujoso Cadillac blanco. El Papa lo utilizó una vez y lo regaló a la Madre Teresa de Calcuta. ¿Qué hizo la Madre Teresa ? ¿Acaso lo rechazó "escandalizada"? De ninguna manera. Actuó con sentido común: lo usó para recoger gente por las calles de Calcuta.
La pregunta que nos hacemos es esta: ¿Tanto el obispo que consideraba un escándalo alojarse en un hotel como el que no quiso acompañar al Nuncio a su auto, actuaron realmente con una actitud de pobreza? (por supuesto que las intenciones del corazón las juzga sólo Dios, aquí yo me refiero tan sólo a las actitudes objetivas, como en el caso de Judas citado por Juan) ¿Faltó a la pobreza la Madre Teresa por aceptar el regalo de un Cadillac y utilizarlo para su labor misionera?
Precisamente el Evangelio de este Domingo nos sitúa en ese marco de reflexión acerca de cuál es la verdadera pobreza y la verdadera riqueza.
El joven rico le pregunta al Señor qué debe hacer para salvarse. El Señor lo exhorta a cumplir los mandamientos. Pero ante la respuesta del joven en el sentido de que venía cumpliendo los mandamientos desde siempre, el Señor le hace ver que sólo una cosa le faltaba: dejarlo todo y seguirlo. Finalmente el joven se retira entristecido porque poseía muchos bienes. ¿Pero qué es lo que el Señor quiere hacerle ver al joven? ¿Es que acaso el Señor le reprocha al joven el hecho de ser rico?
En realidad lo que el Señor le reprocha al joven es su apego a la riqueza, y aquí está el centro de la discusión. No está mal poseer muchos bienes (si están lícitamente obtenidos por supuesto), lo malo es estar apegados a ellos, en poner toda nuestra confianza y nuestra seguridad en esos bienes. En eso consiste precisamente el apego. Ya lo había dicho el Señor en otra ocasión: "Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace impuro es aquello que sale del hombre. Porque es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas intenciones…" (cfr. Marcos 7, 15. 20-21). Entonces nadie puede ser malo simplemente por tener dinero o muchos bienes sino que lo malo es hacer de esos bienes el centro de la vida. Ese apego creará sin duda una barrera que impedirá el seguimiento pleno de Jesús. El joven se entristeció no por ser rico sino porque estaba apegado a su riqueza. El fruto del apego es la tristeza.
Vuelvo entonces a los ejemplos del comienzo. ¿Fue realmente pobre el obispo que no quiso alojarse en un hotel o el que no quiso ni acercarse al BMW? ¿No puede haber acaso un apego a una idea de pobreza que nos lleve a "despreciar" a quien piense de otro modo? ¿Faltó a la pobreza la Madre Teresa por haber aceptado el lujoso Cadillac? ¿O no será que realmente su desapego era tal que le daba exactamente lo mismo recoger pobres en un Cadillac que un carro tirado por un famélico caballo? Es que los santos son así, están desapegados de toda posesión y de toda ideología, y actúan con un gran sentido común.
No falta hoy quien hable de las mentadas riquezas del Vaticano. Pero no hay más que aplicar el mismo razonamiento. ¿Falta a la pobreza el Santo Padre por vivir en el Palacio Apostólico Vaticano? Si su corazón estuviera apegado a ese palacio ciertamente que faltaría a la pobreza, pero supongamos que si a Al Qaeda hoy se le ocurriera lanzar un misil y destruir el Vaticano no por eso el Santo Padre pasaría a ser automáticamente "pobre", el Papa seguiría siendo igual (siempre que no lo alcance el misil, sino habría que elegir a otro…) y no por eso sería más pobre y dejaría de cumplir con su misión. ¿Se solucionaría el problema de la pobreza vendiendo el Vaticano? Y pensar que algunos todavía lo sostienen…
El mismo Señor tuvo amigos ricos, pensemos en Lázaro, a cuya casa iba a comer seguido; en Nicodemo, a quien recibe de noche; en José de Arimatea, en cuyo sepulcro es finalmente sepultado (y nadie se escandalizó por eso); en Mateo el publicano, que lo llama para ser su apóstol.
En definitiva, la pregunta fundamental es: ¿En qué o en quién ponemos el centro de la vida? ¿Dónde ponemos nuestras propias seguridades? Algunos lo harán en el dinero, otros en tener un buen auto, otros en la búsqueda de poder, otros en el sexo, otros en sus propias ideas, etc. etc. Pero eso a la larga crea sufrimiento. Sólo Dios no defrauda, sólo Dios puede darnos la seguridad y el equilibrio que nuestra alma necesita. Como diría Santa Teresa: "Dios no se muda. Quien a Dios tiene nada le falta. Sólo Dios basta". O como dijera más recientemente el Santo Padre Benedicto XVI: "Cristo no quita nada y lo da todo".
Quisiera concluir con un pensamiento tomado de los Apotegmas de los Padres del Desierto:
"Cierta vez un hombre corrió al encuentro de un monje que pasaba y lo increpó diciéndole: "¡Dame la piedra preciosa que llevas contigo!". "¿De qué me hablas?, le dijo el monje. El hombre le contestó: "Anoche, Dios se me apareció en sueños y me dijo: un monje estará pasando cerca de ti mañana al mediodía, y si él te da una piedra que lleva consigo, serás el hombre más rico del mundo. ¡Así que dame ya esa piedra!".
El monje revolvió en su hábito y sacó un diamante, el mayor diamante del mundo, uno de gran tamaño, y dijo al hombre: "¿Esta es la piedra que quieres? La encontré en el bosque, pero si la quieres, tómala, puedes llevártela".
El hombre tomó la piedra y se fue corriendo. Pero esa noche no pudo dormir. A la mañana siguiente, muy temprano, fue donde se encontraba el monje. Lo encontró durmiendo debajo de un árbol y, medio avergonzado pero contento por haberlo comprendido, le dijo: "Aquí tienes de vuelta tu diamante. Ya lo he comprendido: Quiero la riqueza que nos hace capaces de poder desprendernos de toda riqueza".
Pbro. Domingo Alberto Soria
Arquidiócesis de Mercedes - Luján
LECTURAS DEL DOMINGO 8 OCTUBRE
1a LECTURA Gn 2, 4b. 7a. 18-24
Lectura del libro del Génesis.
Cuando el Señor Dios hizo el cielo y la tierra, modeló al hombre con arcilla del suelo, y dijo: "No conviene que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada". Entonces el Señor Dios modeló con arcilla del suelo a todos los animales del campo y a todos los pájaros del cielo, y los presentó al hombre para ver qué nombre les pondría. Porque cada ser viviente debía tener el nombre que le pusiera el hombre. El hombre puso un nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves del cielo y a todos los animales del campo; pero entre ellos no encontró la ayuda adecuada. Entonces el Señor Dios hizo caer sobre el hombre un profundo sueño, y cuando éste se durmió, tomó una de sus costillas y cerró con carne el lugar vacío. Luego, con la costilla que había sacado del hombre, el Señor Dios formó una mujer y se la presentó al hombre. El hombre exclamó: "¡Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Se llamará Mujer, porque ha sido sacada del hombre". Por eso el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y los dos llegan a ser una sola carne.
Palabra de Dios
SALMO Sal 127, 1.6
R. Que el Señor nos bendiga
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás feliz y todo te irá bien. R.
Tu esposa será como una vid fecunda
en el seno de tu hogar;
tus hijos, como retoños de olivo
alrededor de tu mesa. R.
¡Así será bendecido
el hombre que teme al Señor!
¡Que el Señor te bendiga desde Sión
todos los días de tu vida:
que contemples la paz de Jerusalén! R.
¡Y veas a los hijos de tus hijos! ¡Paz a Israel! R.
Lectura de la carta a los Hebreos.
Hermanos: A Aquél que fue puesto por poco tiempo debajo de los ángeles, a Jesús, ahora lo vemos coronado de gloria y esplendor, a causa de la muerte que padeció. Así, por la gracia de Dios, él experimentó la muerte en favor de todos. Convenía, en efecto, que Aquél por quien y para quien existen todas las cosas, a fin de llevar a la gloría a un gran número de hijos, perfeccionara, por medio del sufrimiento, al jefe que los conducirla a la salvación. Porque el que santifica y los que son santificados, tienen todos un mismo origen. Por eso, él no se avergüenza de llamarlos hermanos.
Palabra de Dios.
Aleluya.
Si nos amamos los unos a los otros,
Dios permanece en nosotros
y el amor de Dios ha llegado a su plenitud en nosotros.
Aleluya.
EVANGELIO Mc 10, 2-16
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Se acercaron a Jesús algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: "¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?". Él les respondió: "¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?". Ellos dijeron: "Moisés permitió declaración de divorcio y separarse de ella". Entonces Jesús les respondió: "Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio de la creación, ‘Dios los hizo varón y mujer’. ‘Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y los dos no serán sino una sola carne’. De manera que ya no son dos, ‘sino una sola carne’. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido". Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto. Él les dijo: "El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquélla; y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio". Le trajeron entonces a unos niños para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron. Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: "Dejen que los niños se acerquen a mi y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él". Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos.
Palabra del Señor.